En Bolivia, la Huminta es un preparado de maíz molido que forma una pasta dulce cocida al horno o a la olla que contiene queso y anís; suele servirse junto como alimento a la hora del desayuno y durante los aperitivos de la entretarde u hora del té, pero siempre es bienvenida a cualquier hora del día. Propia de la región de los Andes, la Huminta no solo forma parte importante de la cocina boliviana, sino también de muchos otros países sudamericanos, entre los que figuran: Ecuador, Perú, Chile y Argentina, donde también es conocida como Humita.
Asímismo, en otros países vecinos, existen preparaciones similares a la Huminta pero con algunas variantes en la preparación y con nombres distintos, por ejemplo, en Venezuela existe la Hallaquita, que -así como la Huminta- está hecha a base de maíz y envuelta en las mismas hojas, la diferencia está en que suele incluir trozos de chicharrón en la masa, o bien puede ser solo aliñada con tomate y cebolla; en Brasil existe la Pamonha, donde la pasta dulce de maíz envuelto con hojas de choclo o chala, encierra trozos de lomo o pollo, principalmente. Otro tipo de preparaciones también se extendieron a lo largo del continente, hasta llegar a centroamérica (donde también existe desde hace siglos atrás), y adquiere el denominativo de Tamal, cuyo sabor no siempre busca ser dulce como sucede particularmente en nuestro país.
Una de las razones por las que la Huminta es tan común en países de la región y otros aun más distantes, es que el origen de la Huminta se remonta a la época precolombina, mucho antes de la conquista española, cuando el cultivo de maíz se aprovechaba al máximo hasta dar lugar a alimentos como éste. El nombre proviene del quechua Jumint'a, voz designada para describir al bollo de maíz dulce y tierno.