La celebración de la Navidad tomó parte de las tradiciones en Bolivia desde la Colonia, pero sin abandonar nuestra herencia indígena. La Navidad coincide con la época de la cosecha en Bolivia; y nuestros indígenas, que representan una gran parte de la población, celebran las cosechas que ofrece la Madre Tierra y le agradecen su generosidad y la esperanza del futuro.
En la tarde del 24, las plazas se llenan de niños, que cantan los tradicionales villancicos, sin que falten los cánticos en quechua, acompañados por instrumentos nativos, que ellos mismos fabrican como: pinkillo, que es la flauta tradicional andina; charango, una guitarra pequeña andina; y tarka, flauta con boquilla.
Una vez terminada la misa de Navidad, las familias regresan a sus casas, donde los espera una deliciosa cena navideña; entre los numerosos platillos no puede faltar la tradicional picana, que es una sopa elaborada con cuatro tipos de carne: pollo; cordero; res y cerdo, en un caldo de papas, maíz, arvejas, zanahorias, como primer plato; seguido de carne de cerdo o ternera asado acompañado con una ensalada.
La cena culmina con una variedad de pasteles, las tradicionales masitas de navidad, elaboradas con harina, trigo, levadura y maíz; junto con los deliciosos buñuelos navideños, preparados el día anterior, que serán servidos en el desayuno con chocolate caliente, el día 25.
En algunas regiones como en Santa Cruz, la comida tradicional navideña es el lechón, pato y gallina horneados, que se acompañan con el arroz navideño y ensaladas de palmito o choclo.